El militarismo entre la aristocracia y populismo

Los seis años de gobierno de José Ballivián, descendiente de una aristocrática familia paceña, se inscriben en la continuidad de la línea crucista. Impulsó la educación, fortaleció las políticas de minería aumentando los bancos mineros de rescate y desarrolló una veta de proteccionismo económico a través del incremento de impuestos de importación de varios productos, estos son algunos rasgos que definen este periodo en el que comenzó el auge de la producción de cascarilla o quina.

La quina se usaba en el mundo como medicamento para curar la fiebre terciana y reportó importantes ingresos al país. También aparecieron los primeros indicios de la explotación de guano en el Pacífico.

La obra de Ballivián es fundamental en la integración del noreste boliviano. La creación del departamento de Beni que incluía las misiones de Mojos (1842) fue un paso fundamental, así como las exploraciones e investigaciones de ese territorio promovidas por el Presidente.

El censo de 1845 estableció una población de 1.378.896 habitantes, la inmensa mayoría asentados a más de 2.500 mts. de altura en las zonas del altiplano y valles. Durante su gobierno Arica, igual que en el periodo colonial, volvió a ser el puerto natural de exportación e importación de Bolivia, con un tratamiento preferencial logrado en acuerdo con el gobierno de Perú.

A lo largo de su mandato, los intentos permanentes de su enemigo personal, el Gral. Manuel Isidoro Belzu por derrocarlo, culminaron en una escalada subversiva en 1847 que terminó en diciembre con el ingreso triunfal de Belzu a La Paz.

El 23 de ese mes Ballivián resignó el mando en la figura del Gral. Eusebio Guilarte que apenas diez días después, fue derrocado por el Gral. Velasco quien tras nueve meses de precaria administración, poco pudo hacer como no fuera mantenerse en el mando hasta ser derrotado en diciembre de 1848 por Belzu en la batalla de Yamparáez.

Belzu marcó un giro en el relacionamiento del gobernante con su sociedad. Era hostil a la aristocracia chuquisaqueña y planteó un nuevo lenguaje que algún historiador ha definido como “socialismo cristiano”. Se proclamó defensor de los desposeídos, especialmente de los artesanos, atacó la propiedad privada, pero por sobre todo llevó adelante una política proteccionista radical, mucho mayor que la de sus antecesores que en algunos aspectos habían aplicado políticas económicas eclécticas. Sus medidas fueron aranceles contra la manufactura inglesa, leyes que prohibían a los extranjeros ejercer el comercio y creó monopolios de producción estatal.

La producción de quina llegó a su momento de mayor auge hasta convertirse en uno de los items más importantes de ingreso para las arcas fiscales. En este periodo comenzó a renacer la minería que durante los primeros años de la república había atravesado una grave crisis. los cambios tecnológicos en Europa y Estados Unidos, permitieron la rehabilitación de minas inundadas y el comienzo aún incipiente de nuevos procesos industriales.

En 1854 se realizó el quinto censo en periodo republicano, arrojando una población de 1.544.300 habitantes para un territorio mayor a los dos millones de km2. Por todo ello, el Presidente se convirtió casi en un mito para los más pobres que lo conocían como el “Tata” Uno de los más pintorescos episodios de nuestro pasado atribuido erróneamente a Mariano Melgarejo, ocurrió en realidad en la gestión de Belzu.

Un incidente surgido por el encarcelamiento de un comerciante norteamericano, provocó la intervención del embajador de la Gran Bretaña que fue expulsado del país, el móvil básico era en realidad la intransigente política proteccionista del gobierno, lo que provocó la ira del imperio británico y la supuesta frase de la reina Victoria que tachando a Bolivia del mapa afirmó “a partir de hoy Bolivia no existe para el imperio británico”.

Su gestión estuvo signada por la turbulenta inestabilidad. El Presidente sufrió un atentado protagonizado por el Cnl. Agustín Morales en Sucre que casi le cuesta la vida. José María Linares conspiró constantemente contra el gobierno, igual lo hicieron Ballivián, Velasco y el Gral. José María Achá. Hastiado de estas tensiones, convocó a elecciones que ganó en 1855 su yerno el Gral. Jorge Córdoba.

Ninguno de los rasgos esenciales del gobierno de su mentor cambiaron, ni en la orientación de proteccionismo económico, ni en una administración que arrojó un interesante superavit en el tesoro del país. La diferencia estaba en la personalidad más bien débil de Córdoba. Pero es evidente que las ideas cada vez más proclives al liberalismo económico comenzaron a penetrar con fuerza en Bolivia. La debilidad de Córdoba terminó por doblegar a su gobierno.

Las permanentes intentonas de Linares culminaron exitosamente en el triunfo militar de sus tropas sobre las del gobierno en Cochabamba.