La Guerra del Pacífico.
El gobierno de Daza coincide con uno de los momentos más dramáticos de toda la historia boliviana, el conflicto bélico del Pacífico desencadenado por los intereses expansionistas de Chile, la presencia mayoritaria de súbditos chilenos en nuestro territorio, la dificultad de vinculación de nuestra costa con el centro político económico ubicado en las alturas de los Andes, los voraces intereses del imperialismo inglés ligado a capitales y políticos de Chile y la sucesión de tratados que fueron aprovechados por Chile para sacar ventajes en la región.
La decisión del gobierno de Daza -atribulado por una espantosa sequía y una epidemia de peste que azotaron el país y lo dejaron desabastecido- de imponer un impuesto de 10 centavos por quintal de salitre exportado, fue el detonante del conflicto. Chile apelando a un tratado de 1874 que eximía a las empresas exportadoras de todo gravamen, decidió la invasión de Antofagasta el 14 de febrero de 1879.
Los derechos bolivianos sobre el Pacífico vienen de la etapa prehispánica, probada por la presencia de Tiahuanacu en el Litoral y la expansión incaica posterior. El virreinato del Perú definió claramente sus límites al sur en el paralelo 25 a la altura del Paposo (valle de Copiapó).
Este límite fue heredado por Bolivia como consta en toda la cartografía internacional de la época. La superficie del Litoral era de aproximadamente 120.000 km2. Si bien era parte del departamento de Potosí, tenía un estatus equivalente al de un departamento al tener su propio prefecto.
Su capital era Cobija, pero sus centros más importantes eran Antofagasta y Caracoles. En el momento de la guerra su población aproximada era de 15.000 habitantes. Los productos fundamentales de la región eran el guano, el salitre y la plata, verdaderos móviles del conflicto. Militarmente Bolivia tenía una gran desventaja, ausencia absoluta de naves de guerra en el mar.
La invasión de Antofagasta fue muy fácil, Bolivia carecía de fuerza militar allí y la mayoría de la población era de origen chileno. El 26 de febrero, anoticiado el gobierno del hecho se aprestó a organizar la defensa. El rápido avance de Chile al interior del territorio determinó la heroica acción de Eduardo Abaroa, Ladislao Cabrera y un puñado de bolivianos en Calama.
El 23 de marzo de 1879, un destacamento de medio millar de tropas chilenas atacó el pueblo defendido por algo más de un centenar de bolivianos. Abaroa defendió el pequeño puente del río Topater, ofrendando su vida en esa defensa. El embajador boliviano Serapio Reyes Ortiz viajó a Lima para pedir la ejecución del tratado secreto de defensa mutua de 1873.
Chile declaró la guerra al Perú que entró en el conflicto. Durante todo 1879 la campaña en el mar tuvo como gran protagonista al monitor peruano Huáscar y a su intrépido almirante Miguel Grau, que durante seis meses jaqueó a la armada y a los puertos chilenos con varias acciones exitosas, entre ellas el hundimiento del barco chileno Esmeralda. Finalmente en octubre, todos los barcos de guerra de Chile persiguieron y hundieron al heroico Huáscar, acción en la que murió Grau.
Esa derrota fue decisiva para el control del mar por parte de Chile. En noviembre los chilenos atacaron Pisagua, puerto peruano defendido por tropas peru-bolivianas. La toma de Pisagua abrió la brecha del ataque a territorio del Perú.
El Presidente peruano Mariano Ignacio Prado tomó el mando general de las acciones. Hilarión Daza se trasladó a Tacna con un contingente de 6.252 efectivos. Seis meses después de un tedioso estacionamiento en esa ciudad, Daza se movió para apoyar al Gral. peruano Buendía en la defensa de Iquique.
Extrañamente a medio camino, en un lugar llamado Camarones, el contingente boliviano se detuvo y retornó a Arica. Esta defección aún inexplicable, minó seriamente el prestigio del Presidente boliviano y fue un duro golpe a la moral de los aliados. Buendía fue derrotado en la batalla de San Francisco en la que casi 11.000 aliados enfrentaron a 6.500 chilenos parapetados en las alturas de una colina que no pudo ser tomada, a pesar de los bravos esfuerzos de algunos contingentes aliados por tomar la plaza.
Pocos días después en Tarapacá los aliados se anotaron el único triunfo importante de la contienda, al derrotar sin atenuantes a 4.000 soldados chilenos a quienes obligaron a retirarse, tras dejar centenares de muertos y heridos en el campo.
En tanto, el Gral. Narciso Campero organizó en Bolivia la quinta división para apoyar las operaciones aliadas en el desierto de Atacama. Entre octubre de 1879 y enero de 1880 la división recorrió errática más de 1.000 km., con un triunfo aislado en Tambillos y la inexplicable decisión de no atacar Calama. Pero la retirada de Camarones y el desastre de San Francisco decidieron la suerte de Prado y Daza.
El peruano marchó a Europa con el peregrino argumento de que iba a comprar algunos blindados para su armada. A los pocos días fue derrocado por Nicolás de Piérola. Daza fue depuesto en Arica por los coroneles Lizardo Montero del Perú y Eliodoro Camacho de Bolivia.
El profundo descontento popular por los resultados bélicos llevó al país a la confusión, una junta de gobierno organizada en La Paz por Uladislao Silva pretendió hacerse del poder sin éxito. Tras varias escaramuzas, finalmente primó la razón y esa misma junta decidió nombrar como Presidente provisional al Gral. Campero precedido de un gran prestigio por su formación académica militar en Francia.
Campero llegó a Tacna como jefe supremo del ejército aliado y emprendió camino para enfrentar a los chilenos en el llamado Alto de la Alianza, el punto clave de defensa de la ciudad de Tacna. Fue la mayor confrontación militar del desierto, 19.000 efectivos chilenos enfrentaron a 12.000 aliados el 26 de mayo de 1880.
La intervención valiente de los regimientos Colorados de Bolivia, Murillo y Zapadores no fue suficiente para frenar la ofensiva chilena en la que la caballería de Yavar tuvo un papel decisivo. Más de 5.000 hombres entre muertos y heridos quedaron regados en el campo. Los aliados fueron derrotados y Tacna tomada. El ejército boliviano se replegó a las montañas y Bolivia se retiró de la guerra.
Chile tomó Arica e invadió Lima. La guerra terminó en 1883 después de casi un año y medio de intervención chilena al Perú. Bolivia perdió su acceso soberano al océano Pacífico y todo el territorio del Litoral que fue ocupado por Chile.