La nación sin rumbo
El período entre 1978 y 1982 fue el más inestable y caótico de toda la historia republicana de Bolivia con nueve presidentes en cuatro años y medio, siete de facto y solo dos constitucionales. La secuencia presidencial es: Gral. Juan Pereda (1978), Gral. David Padilla (1978-1979), Wálter Guevara (1979), Cnl. Alberto Natusch (1979), Lidia Gueiler (1979-1980), Gral. Luis García Meza (1980-1981), junta militar (1981), Gral. Celso Torrelio (1981-1982) y Gral. Guido Vildoso (1982).
Otra vez se produjeron las tensiones entre el poder militar y los sectores conservadores frente a las corrientes democratizantes, pero sobre todo los partidos de izquierda en la idea de la ruta al socialismo. La fuerza política que aglutinó a la sociedad civil fue la UDP, formada por el MNRI, el MIR y el Partido Comunista, que ganó tres elecciones consecutivas (1978 en que fue víctima de fraude, 1979 y 1980).
Las otras fuerzas importantes fueron el MNR ,el recientemente creado partido de Hugo Banzer Acción Democrática Nacionalista (1979) Y el PS1 de Marcelo Quiroga. El empate electoral de 1979 (UDP-MNR) produjo un empantanamiento que llevó a la presidencia interina a Wálter Guevara que fue derrocado apenas dos meses y medio después de posesionarse.
El delirante golpe de Natusch desbarató el notable éxito logrado por Bolivia en la asamblea de la OEA en La Paz que representó el apoyo multilateral para la causa marítima. Sectores del MNR y MNRI apoyaron a Natusch que estuvo apenas 16 días en el poder, dejando un saldo de casi 200 muertos y medio millar de heridos en las calles de La Paz.
La presidencia interina de Lidia Gueiler que sustituyó a Natusch tuvo como objetivo una nueva elección. En diciembre de 1979 se vio obligada a devaluar la moneda y soportar una fuerte presión popular.
En julio de 1980 llegó el golpe de Luis García Meza, cuyos paramilitares en la toma de la COB asesinaron a Marcelo Quiroga y dos dirigentes sindicales. García Meza abrió un periodo de poder atrabiliario, corrupción sin límites y vinculación de importantes ministros de estado con el narcotráfico, particularmente Luis Arce Gomez.
En enero de 1981 nuevas medidas económicas condujeron a una masacre con el asesinato de ocho dirigente miristas acorralados por los agentes de Arce Gomez ministro del Interior en una casa de La Paz.
El gobierno de García Meza (derrocado por presión popular en agosto de 1981) y sus sucesores llevaron las cosas a un punto tan negro que afectaron seriamente el prestigio de las Fuerzas Armadas. La única opción fue la convocatoria al congreso elegido en 1980 que ratificó la elección de ese año y permitió que Vildoso entregue la presidencia a Hernán Siles Zuazo (octubre de 1982).